Un detalle crucial que complica la investigación es que el arma utilizada en el homicidio no fue encontrada en la escena del crimen. Las autoridades presumen que una tercera persona ingresó al lugar después del disparo y se llevó la pistola, lo que sugiere un posible intento de encubrimiento. Como resultado de las primeras diligencias, tanto el menor de 13 años como el responsable del albergue fueron detenidos y puestos a disposición de la FGE. La investigación se centrará en deslindar responsabilidades, determinar el origen del arma y esclarecer si el disparo fue intencional o accidental. Este caso pone de relieve la grave problemática del acceso de menores a armas de fuego y la violencia juvenil en contextos de alta vulnerabilidad social como el de la Zona Norte.