Además, aclaró una percepción errónea común: "El peligro real no es una ola aislada, sino que puede golpear hasta por 24 horas seguidas".

El simulacro sirvió para poner a prueba los protocolos de emergencia, la coordinación entre distintas agencias y, fundamentalmente, para comenzar a crear una cultura de prevención entre los residentes de las zonas costeras, quienes son los más vulnerables ante este tipo de fenómeno.