Un ataque con drones cargados de explosivos contra la Unidad Antisecuestros de la Fiscalía General del Estado (FGE) en Playas de Tijuana marcó una escalada en las tácticas delictivas en la región, provocando una fuerte movilización de seguridad y una alerta del Consulado de Estados Unidos. El incidente, ocurrido la noche del 15 de octubre, consistió en el lanzamiento de al menos tres artefactos explosivos caseros desde drones sobre el patio de las instalaciones. La fiscal general del estado, María Elena Andrade Ramírez, confirmó que los dispositivos eran “hechizos”, compuestos por “botellas de plástico que contienen clavos, balines y fragmentos de metales”, diseñados para causar daño por fragmentación al ser detonados con pólvora.
El ataque no dejó personas lesionadas, pero sí causó daños materiales en al menos seis vehículos —cuatro particulares y dos oficiales— y en el inmueble.
La FGE inició una carpeta de investigación por el delito de terrorismo. Andrade Ramírez calificó el hecho como una reacción a las recientes detenciones y operativos contra el crimen organizado, afirmando que “ningún ataque detendrá el trabajo de investigación ni el compromiso con la justicia”. Este evento es considerado el primer ataque de esta naturaleza contra una sede de la fiscalía en Baja California. Tras el suceso, el Consulado de Estados Unidos en Tijuana emitió una alerta de seguridad para sus ciudadanos, recomendando evitar la zona y monitorear los medios locales.
La presidenta Claudia Sheinbaum minimizó la alerta, declarando que “cada vez se toma en cuenta menos a estas alertas”.
Por su parte, el Consejo Ciudadano de Seguridad Pública de Baja California y el Colegio de Abogados Emilio Rabasa A.C. solicitaron la intervención del secretario de Seguridad federal, Omar García Harfuch, argumentando que las autoridades locales han sido rebasadas.
En resumenEl ataque con drones a la FGE en Tijuana representa una grave escalada de violencia que generó una alerta consular de EE. UU. y peticiones de intervención federal por parte de la sociedad civil. Aunque no hubo heridos, el incidente, investigado como terrorismo, subraya la creciente sofisticación de los grupos criminales y la vulnerabilidad de las instituciones de seguridad, mientras las autoridades lo atribuyen a una reacción por sus acciones contra la delincuencia.