Moreno Barrón había sido hospitalizado días antes de su muerte y su estado de salud se reportaba como delicado, ya que padecía diversas enfermedades respiratorias y un diagnóstico de cáncer que lo mantuvo en tratamiento durante varios meses. A pesar de su condición, se mantuvo al tanto de las actividades de la diócesis. Fue designado Arzobispo de Tijuana en 2016 por el Papa Francisco, sucediendo a Rafael Romo Muñoz.

Antes de su llegada a la frontera, se desempeñó como obispo de Tlaxcala y obispo auxiliar en Morelia. Durante su gestión en Tijuana, una región marcada por complejos fenómenos sociales, destacó por su trabajo pastoral enfocado en la atención a migrantes y su constante llamado a la paz en medio de la violencia que afecta a la ciudad.

La CEM expresó sus condolencias y reconoció a Moreno Barrón como un "pastor entregado".

La Arquidiócesis de Tijuana informó que sus restos recibirán honras fúnebres en Rosarito, Tecate y finalmente serán sepultados en la Catedral de Tijuana, permitiendo a los fieles de la región despedirse.