Por otro lado, en el Parque Binacional, ubicado junto al muro fronterizo en Playas de Tijuana, asociaciones civiles y albergues para migrantes montaron un altar comunitario. Esta ofrenda fue en memoria de las personas que fallecieron en su intento por cruzar hacia Estados Unidos, así como de aquellos migrantes que se encuentran lejos de las tumbas de sus familiares. La ubicación del altar, con el muro como telón de fondo, cargó el acto de un profundo simbolismo sobre la dura realidad de la migración en la frontera. Ambas iniciativas utilizaron una de las tradiciones más arraigadas de México no solo para recordar a los difuntos, sino para exigir justicia y llamar la atención sobre crisis humanitarias que a menudo son invisibilizadas.