La principal preocupación es la capacidad del Hospital Materno Infantil para absorber la nueva demanda. Según personal del Semanario ZETA, este hospital ya enfrenta carencias críticas, como la falta de insumos básicos como guantes y alcohol, además de un déficit de médicos especialistas. Temen que la transferencia de pacientes del HGT sature por completo una institución que ya opera con limitaciones. La medida ha sido interpretada como un retroceso en el acceso a la salud para un sector vulnerable de la población, generando incertidumbre tanto en el personal médico, que ve comprometida su capacidad de atender adecuadamente a las pacientes, como en las futuras madres que dependen de estos servicios públicos para partos y atención prenatal.