
El futuro de WWE en Netflix: una nueva era para la transmisión de lucha libre
WWE se prepara para una nueva era en la distribución de su contenido, ya que sus programas, incluyendo el emblemático show WWE Raw, estarán disponibles a través de la plataforma de streaming Netflix. Este movimiento estratégico marca el fin de la transmisión por televisión tradicional para la empresa en muchos mercados y su entrada de lleno al mercado global del streaming. Los artículos confirman que Netflix se ha asegurado los derechos exclusivos para transmitir los eventos de WWE, un acuerdo que también incluye a la UFC, consolidando a la plataforma como un jugador clave en la emisión de deportes en vivo. Se menciona que la plataforma cuenta con más de 300 millones de suscriptores a nivel mundial, lo que garantiza a WWE un alcance sin precedentes, llegando a hogares que anteriormente no tenían acceso a sus programas a través de los canales de cable convencionales. El programa semanal WWE Raw, uno de los pilares de la compañía, tiene un calendario definido para septiembre y octubre, y su disponibilidad en Netflix es un hecho confirmado. Esta transición representa un cambio fundamental en el modelo de negocio de WWE, que por décadas dependió de acuerdos con cadenas de televisión. Al migrar a una plataforma de streaming global, la empresa no solo moderniza su distribución, sino que también se alinea con las nuevas formas de consumo de contenido de las audiencias más jóvenes. La alianza con Netflix no solo afectará a los programas semanales, sino también a los eventos premium en vivo, ofreciendo a los suscriptores acceso a todo el catálogo de la lucha libre profesional más grande del mundo sin costos adicionales, como se ha visto en el caso de la pelea de Saúl "Canelo" Álvarez.



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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, generó polémica al amenazar con retirar partidos del Mundial 2026 a ciudades gobernadas por demócratas, como Seattle y San Francisco, si las considera inseguras. Durante su mensaje desde el Despacho Oval, Trump dijo: "Si creemos que alguna ciudad puede ser siquiera un poco peligrosa para el Mundial (...) dado que se juega en tantas sedes, no lo permitiremos. Moveremos un poco las cosas. Pero espero que no sea necesario". Trump hizo especial énfasis en Seattle y San Francisco, señalando que están gobernadas por lo que llamó "lunáticos de la izquierda radical que no saben lo que se hacen". Estas declaraciones generaron preocupación entre autoridades locales y aficionados, ya que ambas ciudades tienen estadios programados para recibir partidos del torneo. El Lumen Field de Seattle, hogar de los Seattle Seahawks de la NFL, albergará seis partidos del Mundial 2026. Por su parte, el Levi's Stadium, ubicado en Santa Clara y sede de los San Francisco 49ers, también será escenario de seis encuentros. Estos recintos son parte de las 11 sedes que Estados Unidos compartirá con México y Canadá en la organización del torneo. Trump también mencionó que medidas similares podrían aplicarse para los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en 2028, lo que amplió la polémica sobre la seguridad y la gestión de eventos deportivos de gran magnitud en ciudades gobernadas por demócratas. Aunque Estados Unidos coorganiza el Mundial 2026, Trump no tiene autoridad legal para cambiar la sede de ningún partido. Sin embargo, el mandatario mantiene una relación cercana con Gianni Infantino, presidente de la FIFA, quien sí tiene la capacidad de tomar decisiones sobre los lugares donde se jugarán los encuentros. Otras ciudades estadounidenses que recibirán partidos, como Los Ángeles, Nueva York, Atlanta, Houston, Boston o Philadelphia, también están gobernadas por demócratas, lo que podría generar más tensiones si el presidente decide intervenir o presionar para modificar sedes. El sorteo de la Copa del Mundo 2026 se realizará el próximo 5 de diciembre en Washington, con la asistencia prevista de Trump. La expectativa es conocer los grupos y enfrentar posibles disputas sobre la seguridad en las ciudades seleccionadas, un tema que ha ganado relevancia tras las declaraciones del mandatario. Analistas señalan que, más allá de la retórica política, cualquier cambio de sede sería complejo y requeriría de negociaciones internacionales, ya que el Mundial es un evento con reglas estrictas de organización y planificación a largo plazo.


