Cumpliendo una promesa hecha anteriormente, Rey Mysterio subió al cuadrilátero para entregarle personalmente el Megacampeonato a su hijo.

En un gesto cargado de simbolismo, el enmascarado colocó el cinturón en la cintura de Dominik, reconociendo su triunfo a pesar de las trampas. La respuesta de “Dirty Dom” fue inmediata y contundente: empujó a su padre fuera del ring para celebrar en solitario, un acto de máximo desprecio que fue recibido con abucheos por parte del público. Este momento no solo consolidó a Dominik como el villano principal de la historia, sino que también demostró cómo la narrativa de WWE puede integrarse y magnificarse en un evento interpromocional.