El combate contra el “Psicópata Escocés” fue una batalla física y de alta intensidad. Desde el inicio, McIntyre intentó imponer su poderío, tocando el cinturón de Rhodes en un gesto de desafío antes de que sonara la campana.

Durante largos tramos del enfrentamiento, el retador escocés dominó la acción, castigando sin piedad al campeón, quien pareció mostrar dudas en los primeros minutos.

Sin embargo, la astucia y el espíritu de lucha de Rhodes prevalecieron. El punto de inflexión llegó cuando McIntyre falló una “Claymore Kick” y se impactó contra la mesa de comentaristas. Rhodes capitalizó el error de su oponente y aplicó un decisivo “Cross Rhodes” para asegurar la cuenta de tres y retener su campeonato. Esta victoria no solo extiende su reinado, sino que también refuerza su estatus como la cara principal de la WWE, demostrando que su regreso a la cima fue para quedarse y construir un legado duradero como campeón.