Sin embargo, la industria refresquera, representada por la Asociación Mexicana de Bebidas (MexBeb), ha reaccionado con “profunda preocupación”, calificando el impuesto como “altamente regresivo”.

Advierten que los precios al consumidor podrían aumentar entre un 10% y un 15%, afectando principalmente a los hogares de menores ingresos. Además, la MexBeb proyecta la pérdida de hasta 150,000 empleos directos e indirectos en los próximos cinco años y el posible cierre de miles de “tienditas”, donde estas bebidas representan cerca del 30% de las ventas. La Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC) también expresó que la medida, más que de salud, parece orientada a la recaudación y afectará el poder adquisitivo de la población. La industria argumenta que no existe evidencia de que estos impuestos reduzcan la obesidad y que concentran la carga fiscal en un producto que aporta menos del 5% de las calorías consumidas por los mexicanos.