Esta decisión pone fin a un Acuerdo de Cooperación Conjunta (JCA) vigente desde 2017, que permitía a ambas aerolíneas operar como un bloque coordinado en el mercado transfronterizo.
La administración del presidente Donald Trump argumentó que la medida es necesaria para “restablecer condiciones de competencia justa” y responde a “efectos anticompetitivos persistentes” que otorgan una ventaja indebida a la alianza. El DOT señaló que acciones recientes del gobierno mexicano, como la reducción de operaciones en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) y la prohibición de cargueras exclusivas, distorsionaron el mercado y violaron el tratado bilateral de transporte aéreo. La disolución obliga a las aerolíneas a dejar de coordinar precios, rutas y capacidad, aunque podrán mantener acuerdos limitados como códigos compartidos y programas de lealtad. Aeroméxico y Delta habían advertido que la terminación de la alianza podría generar una pérdida de hasta 800 millones de dólares anuales en beneficios para los pasajeros, además de afectar empleos, turismo y conectividad. En un comunicado, Aeroméxico lamentó la decisión, afirmando que “pasa por alto los beneficios que la alianza ha brindado a la conectividad, el turismo y a los consumidores en México”. A pesar de la orden, el gobierno estadounidense no exigió que Delta venda su participación del 20% en Aeroméxico. El DOT dejó abierta la posibilidad de reactivar la alianza si México garantiza un marco regulatorio que respete los principios de cielos abiertos y libre competencia.