Esta nueva previsión representa un ajuste significativo al alza, considerando que en abril el mismo organismo había pronosticado una contracción del 0.3%.

A pesar de la mejora, el FMI subraya que el crecimiento se verá ralentizado por factores como “la consolidación fiscal, una política monetaria aún restrictiva y las tensiones comerciales con Estados Unidos”, los cuales han afectado el consumo y la inversión.

En contraste, las exportaciones han mostrado una notable resiliencia.

Para 2026, se anticipa una “ligera aceleración” con un crecimiento del 1.5%, aunque los efectos de los aranceles y la incertidumbre comercial seguirán presentes. El organismo también advirtió sobre el déficit fiscal, proyectando que se situará en 4.3% del PIB en 2025, por encima de la meta oficial de 3.9%. Ante este panorama, el FMI recomendó “intensificar esfuerzos para que la deuda pública inicie una trayectoria descendente” y sugirió que se necesitan medidas equivalentes a 1.5 puntos del PIB para apuntalar la consolidación fiscal. Entre los riesgos al alza, el Fondo mencionó “una mayor demanda de Estados Unidos y una resolución de la incertidumbre arancelaria, debido a la revisión favorable del T-MEC”. Para el éxito a largo plazo, el FMI considera esencial “fortalecer el Estado de derecho, porque el crimen y la inseguridad restringen el crecimiento”, así como cerrar brechas en infraestructura.