La administración del presidente estadounidense Donald Trump anunció una nueva serie de aranceles que entrarán en vigor el 1 de octubre, impactando directamente a sectores estratégicos como el farmacéutico, automotriz y de muebles. Esta medida proteccionista, justificada por razones de seguridad nacional y competencia desleal, genera una considerable incertidumbre en el comercio internacional y una respuesta inmediata del gobierno mexicano. La nueva política arancelaria establece un gravamen del 100% a los productos farmacéuticos de marca o patentados que no se fabriquen en Estados Unidos, con una exención para empresas que ya estén construyendo plantas en dicho país. Adicionalmente, se aplicará un arancel del 50% a gabinetes de cocina y muebles de baño, un 30% a muebles tapizados y un 25% a los camiones pesados. Según Trump, estas tarifas buscan proteger a los fabricantes estadounidenses de la "competencia externa desleal" y la "avalancha masiva de estos productos".
Sin embargo, la medida ha generado confusión, incluso entre autoridades mexicanas, sobre si aplicará a los socios del T-MEC.
El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, declaró que ya está en comunicación con la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR) para entender cómo se aplicarán las tarifas y buscar un "trato preferencial" para México. Ebrard admitió que las medidas tendrán "muchos efectos negativos, para nosotros, para otros países y para ellos mismos".
Analistas y cámaras empresariales advierten que los aranceles podrían encarecer productos de consumo como alimentos enlatados, debido al impacto en los envases de acero y aluminio, y presionar los costos del transporte. La Cámara de Comercio de Estados Unidos instó al Departamento de Comercio a no imponer los nuevos aranceles, argumentando que las principales fuentes de importación, como México y Canadá, son aliados que no representan una amenaza a la seguridad nacional.
En resumenLos nuevos aranceles de Estados Unidos crean una fuerte incertidumbre para las exportaciones mexicanas en sectores clave, con potencial de encarecer productos para el consumidor final. Mientras el gobierno mexicano busca un trato diferenciado bajo el T-MEC, la industria enfrenta un panorama comercial complejo y la amenaza de una escalada proteccionista.