Un análisis del Observatorio Ciudadano de Energía sugiere que esta práctica ilegal creció significativamente a partir de 2019, alcanzando su punto más alto en 2021. Ese año, se detectó una diferencia del 44% entre las exportaciones de diésel reportadas por Estados Unidos hacia México y las importaciones registradas oficialmente por la Secretaría de Energía (Sener), lo que representa "una omisión de 88 mil barriles promedio al día". El modus operandi del huachicol fiscal consiste en importar combustibles utilizando una fracción arancelaria distinta, como si se tratara de lubricantes u otros aditivos, para evadir el pago del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), generando un boquete multimillonario en las finanzas públicas.