Dentro del 10% restante de temas por definir se encuentran los aranceles al acero y aluminio, sobre los cuales México ya ha presentado diversas alternativas y espera una respuesta pronta.

A pesar de las sugerencias del presidente Trump de optar por acuerdos bilaterales, Ebrard sostuvo que “todas las señales procesales, políticas, apuntan a que el tratado va a seguir ese camino, trilateral”. El secretario se mostró como un “optimista razonable” y vaticinó que, aunque el T-MEC seguramente tendrá cambios, no espera que sean “sustanciales en cuanto al que modifiques todo del Tratado, sus contenidos principales”.

Este avance es fundamental para la economía mexicana, que destina cerca del 80% de sus exportaciones a Estados Unidos y cuya industria, particularmente la automotriz, depende de la certidumbre del acuerdo comercial para mantener su competitividad y atraer inversiones.