Petróleos Mexicanos (Pemex) ha delineado un ambicioso plan para reducir su pesada carga financiera, con el objetivo de disminuir su deuda a 85 mil millones de dólares para el cierre de 2025. Esta meta representa una reducción del 13% con respecto a los 98 mil millones de dólares reportados a mediados de año y sería el saldo más bajo desde 2014. Durante una comparecencia en la Cámara de Diputados, el director general de Pemex, Víctor Rodríguez Padilla, detalló la estrategia de saneamiento financiero de la paraestatal. Explicó que la deuda actual es una herencia de administraciones pasadas, recordando que “con Peña Nieto pasó de 50 mil millones de dólares a 100 mil millones y con la inercia llegó a 113 mil millones”. La administración actual busca revertir esta tendencia para aliviar la presión sobre las finanzas de la empresa y del país. Rodríguez Padilla afirmó que este esfuerzo “nos va a quitar la carga de pagar intereses. La cantidad que se tiene que pagar el otro año es terrible.
Es deuda del país, porque se tomaron decisiones en un momento equivocado”.
Además del saneamiento de la deuda financiera, Pemex está abordando sus compromisos con proveedores y contratistas, los cuales habían crecido drásticamente desde 2022. Se ha implementado un vehículo financiero innovador en coordinación con la Secretaría de Hacienda, Banobras y la banca de desarrollo, que cuenta con recursos de hasta 250 mil millones de pesos para liquidar adeudos. Según el director, hasta septiembre se habían pagado casi 300 mil millones de pesos, reduciendo la deuda con proveedores a la mitad, y se planea saldar todos los compromisos para 2026.
“Todo lo vamos a pagar”, enfatizó.
La estrategia también contempla metas operativas, como alcanzar una producción de 1.8 millones de barriles diarios y lograr la autosuficiencia en gasolinas para 2027.
En resumenPemex busca una reestructuración financiera profunda, con la meta de reducir su deuda a 85 mil millones de dólares para 2025 y liquidar todos sus adeudos con proveedores para 2026. Esta estrategia, apoyada por un nuevo mecanismo de financiamiento, es clave para aliviar la carga de intereses y estabilizar las operaciones de la petrolera estatal, aunque enfrenta el desafío de una pesada deuda heredada.