Este resultado financiero se presenta en un contexto de presiones en los precios internacionales del crudo y desafíos operativos internos. La petrolera estatal registró una pérdida neta de aproximadamente 61,242 millones de pesos, lo que representa una disminución del 62% en comparación con el saldo negativo de 161,455 millones de pesos del mismo periodo en 2024. Esta mejora, según los informes de la empresa, se debió principalmente a menores costos de ventas y una utilidad cambiaria favorable de 33.4 mil millones de pesos, impulsada por la apreciación del peso frente al dólar. Sin embargo, estos efectos positivos fueron parcialmente contrarrestados por un descenso del 11.1% en los ingresos totales, que sumaron 378,881 millones de pesos, debido a menores volúmenes de ventas de exportación y precios más bajos. A pesar de la reducción de la sangría financiera, la operación de Pemex sigue enfrentando retos estructurales. La producción de hidrocarburos líquidos promedió 1.65 millones de barriles diarios, una caída del 6.7% anual, reflejando la declinación de campos maduros. Este panorama se da a pesar de recibir cuantiosas aportaciones gubernamentales, que entre enero y septiembre superaron los 380 mil millones de pesos, un 153% más que en el mismo lapso del año anterior.

El director general, Víctor Rodríguez Padilla, calificó la operación como “resiliente” y destacó que el Plan Estratégico 2025-2035 busca mejorar las condiciones operativas y financieras para alcanzar la autosuficiencia energética.