Este debilitamiento, impulsado principalmente por la caída del sector industrial, ha reavivado la preocupación por un posible estancamiento económico. La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) atribuyó la caída a una combinación de factores externos e internos. En un comunicado, la dependencia mencionó que el retroceso se debió a "la menor actividad en sectores más expuestos a las nuevas políticas comerciales, así como a disrupciones de oferta asociadas a lluvias y bloqueos que afectaron los servicios de transporte y alojamiento". El titular de Hacienda, Edgar Amador, descartó una "debilidad generalizada en la economía", argumentando que la contracción está "focalizada" en el sector industrial, que representa poco más del 17% del PIB. Los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) confirman esta visión, mostrando una caída del sector secundario (industria) de 1.5% trimestral y 2.9% anual.

En contraste, el sector primario (agropecuario) creció un 3.2% trimestral y el terciario (servicios) avanzó un leve 0.1%. Analistas como Gabriela Siller, de Banco BASE, matizaron el escenario, señalando que aunque las cifras no indican una recesión formal, sí apuntan hacia un "estancamiento prolongado".

Gerardo Esquivel, por su parte, apuntó que la incertidumbre es tanto externa, por los aranceles de Trump, como doméstica, impulsada por la reforma al Poder Judicial.

Este desempeño ha llevado a diversos organismos a ajustar sus previsiones de crecimiento para 2025, con el FMI estimando un 1% y la encuesta de Banxico anticipando apenas un 0.53%.