Esta medida busca dar continuidad a la política de recuperación del poder adquisitivo, aunque genera debate sobre sus posibles efectos en la inflación y el mercado laboral. Diversos análisis, incluyendo uno de Banamex, estiman que el salario mínimo general podría ubicarse en 309.50 pesos diarios a partir del 1 de enero de 2026, lo que representaría un aumento del 11% respecto a los 278.80 pesos vigentes en 2025. Este ajuste se alinea con las declaraciones de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien ha señalado que el incremento será similar al del año previo y que la meta sexenal es que el salario mínimo alcance para cubrir 2.5 canastas básicas. La política de recuperación salarial, que ha resultado en un aumento real del 135% desde 2018, es defendida por el gobierno como una herramienta para mejorar los indicadores de pobreza sin generar efectos adversos significativos en la inflación. Sin embargo, el sector financiero advierte sobre los riesgos de mantener este ritmo. Banamex señala que, al disminuir la brecha entre el salario mínimo y los salarios promedio, “prevalecen los riesgos de que se registren menores niveles de empleo o continuas presiones sobre precios, en un contexto en el cual se enfrenta bajo crecimiento económico”. La preocupación se centra especialmente en las pequeñas y medianas empresas, que son más intensivas en mano de obra y podrían ver comprometida su viabilidad. Además, se teme un “efecto faro”, donde el alza del mínimo presione los salarios cercanos en la escala, potenciando las presiones inflacionarias.
A pesar de estas advertencias, una legislación reciente establece que los incrementos al salario mínimo deberán estar siempre por encima de la inflación, consolidando esta política como un pilar de la estrategia económica gubernamental.












