La medida representa un giro en su política comercial y busca aliviar la presión sobre los precios al consumidor, un tema que ha ganado relevancia política tras recientes derrotas electorales del Partido Republicano. La decisión, que entró en vigor de manera retroactiva, exime a ciertos productos del arancel base del 10% impuesto en abril a la mayoría de los países, así como de tarifas adicionales. La Casa Blanca justificó la medida argumentando “el progreso sustancial en negociaciones comerciales recíprocas” y la necesidad de asegurar el abasto de productos que no se cultivan en cantidades suficientes en Estados Unidos. Este movimiento se produce en un momento en que la administración enfrenta críticas por el alto costo de vida, un factor clave en las elecciones de Virginia y Nueva Jersey.

El gobierno brasileño reaccionó considerando la medida como “positiva pero insuficiente”, ya que sus productos, como la carne y el café, vieron una reducción arancelaria del 50% al 40%, mientras que competidores como Colombia y Vietnam lograron rebajas mayores. La Asociación Brasileña de Cafés Especiales lamentó que la decisión amplía las distorsiones comerciales. La orden ejecutiva también se alinea con acuerdos comerciales marco anunciados con Argentina, Ecuador, Guatemala y El Salvador, que buscan facilitar el acceso de sus productos al mercado estadounidense.