Aunque México mantiene una posición ventajosa dentro del T-MEC, sectores como el acero y el aluminio enfrentan gravámenes del 50%, mientras que Brasil vio retirado un arancel del 40% en productos clave tras negociaciones directas.

La estrategia arancelaria de la administración Trump ha generado un entorno de incertidumbre. Datos del Departamento de Comercio de EE. UU. revelaron que las importaciones cayeron un 5.1% en agosto, poco después de que entraran en vigor impuestos a exportaciones de múltiples países, con tasas que van del 15% al 50%. El arancel al acero y aluminio, que es el doble que el impuesto en 2018, ha sido criticado por la US Chamber Of Commerce y The Association For Manufacturing Technology (AMT), quienes advierten que está causando daño a la industria manufacturera estadounidense al encarecer los insumos. La AMT señaló que los aranceles de 2018 provocaron la pérdida de 75,000 empleos en el sector manufacturero derivado del acero. En un movimiento reciente, Trump retiró los aranceles del 40% a productos brasileños como carne bovina, café y cacao, tras negociaciones con el presidente Luiz Inácio Lula da Silva.

Esta medida, que se aplicará retroactivamente al 13 de noviembre, se produce en un contexto de presión para reducir el costo de vida para los consumidores estadounidenses. A pesar de estas tensiones, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) estima que México tiene una mejor posición que otros países, con un arancel promedio efectivo del 8% frente al 33% de Brasil.