En las horas y días siguientes, esta ayuda espontánea se organizó y expandió.

A las afueras de los hospitales que recibieron a los lesionados, como el Magdalena de las Salinas, se congregaron voluntarios para ofrecer alimentos, agua y palabras de aliento.

Christian, un trabajador de lavado del IMSS, llegó con tortas y agua, usando sus propios recursos.

Norma Angélica Ríos, quien dirige comedores comunitarios, sirvió café de olla y guisados.

Incluso patrullas de la policía capitalina se sumaron, entregando agua y otros suministros. Diversas facultades de la UNAM, como la FES Zaragoza, FES Aragón y Psicología, instalaron centros de acopio para reunir material de curación, pañales para adulto, alimentos no perecederos y artículos de higiene. La FES Zaragoza también ofreció acompañamiento psicológico a los afectados. La influencer Karely Ruiz se sumó a los llamados de ayuda, pidiendo a sus seguidores información sobre cómo canalizar apoyo y coordinándose con un rescatista para llevar ayuda a los hospitales. Esta movilización generalizada, que incluyó desde terapia gratuita ofrecida por especialistas hasta transporte para familiares, evidenció la fuerza de la solidaridad ciudadana como un pilar fundamental en la respuesta a la emergencia.