La víctima, que viajaba con su esposo y dos hijos pequeños, recibió un disparo en el rostro, evidenciando el grave riesgo que enfrenta la población civil ante la violencia del crimen organizado.

La noche del sábado 13 de septiembre, el municipio de Navolato vivió una jornada de terror cuando hombres armados a bordo de varias camionetas perpetraron una serie de atentados. Los ataques incluyeron disparos contra las oficinas de la sindicatura de Altata, el incendio intencional de un hotel en Nuevo Altata y el baleo de una caseta de seguridad en Isla Cortés. En medio de esta violencia, la familia de Jezabel quedó atrapada en el fuego cruzado cerca de la caseta de vigilancia.

Viajaban en un Toyota Corolla blanco cuando fueron alcanzados por los disparos.

Jezabel recibió un impacto de bala en el rostro que le causó la muerte de forma instantánea. Su esposo y sus dos hijos, uno de ellos un bebé de dos meses, resultaron ilesos. Además de la fatalidad de Jezabel, un vigilante de la caseta resultó gravemente herido y otra mujer fue trasladada a un hospital. Las autoridades de los tres niveles de gobierno acudieron a la zona para controlar la situación y permitir el trabajo de los peritos de la Fiscalía, quienes iniciaron las diligencias correspondientes.