Sin embargo, familiares y activistas cuestionan esta narrativa, calificando la acción como desproporcionada.

La congresista Delia Ramírez denunció que el tiroteo ocurrió justo después de que la víctima dejara a sus hijos en la escuela. El alcalde de Chicago, Brandon Johnson, calificó el hecho como una “tragedia evitable”, mientras que el gobernador de Illinois, J.B.

Pritzker, exigió explicaciones al DHS.

La comunidad ha respondido con vigilias y protestas, exigiendo justicia y transparencia en la investigación. El incidente se enmarca en una operación de deportación más amplia en Illinois, coincidiendo con las celebraciones de la Independencia de México, lo que ha sido interpretado por algunos como una acción intimidatoria.

“Estoy increíblemente enfadado y quiero justicia para nuestra comunidad”, expresó Rudy Repa, un residente local, reflejando el sentir generalizado.