La reacción del alcalde Manzo fue inmediata y contundente, anunciando a través de sus redes sociales la suspensión de los festejos para "salvaguardar a la ciudadanía". Además, instruyó a la policía municipal a abocarse a la búsqueda de los responsables y, en un mensaje controvertido, ordenó a sus elementos "abatir sin consideración a quienes intenten infringir la ley" si se sienten amenazados. Este hecho se suma a la cancelación de festejos en otros municipios michoacanos como Peribán y Zitácuaro, evidenciando la grave crisis de seguridad que se vive en varias regiones del estado y que ha logrado opacar una de las celebraciones más importantes del país.