Tras cinco días desaparecidas, sus cuerpos fueron encontrados enterrados en una vivienda en Florencio Varela, en la periferia sur de Buenos Aires. Según el ministro de Seguridad de la provincia, Javier Alonso, las jóvenes fueron engañadas para acudir a un supuesto evento, cayendo en una trampa de una organización de narcotráfico transnacional. El ministro calificó el crimen como un acto de “disciplinamiento” mafioso.

Durante la transmisión de la tortura y asesinato en una cuenta privada de Instagram, a la que habrían tenido acceso unas 45 personas, el presunto líder del grupo habría dicho: “Esto es lo que le pasa al que me roba droga”. Las autoridades han detenido al menos a 12 personas y buscan al presunto cabecilla, un joven de 23 años apodado “Pequeño J” o “Julito”.

El caso ha provocado manifestaciones en Buenos Aires y ha puesto de relieve la intersección entre la violencia del crimen organizado y la violencia machista, generando un debate nacional sobre la seguridad y la protección de las mujeres.