El desastre ha dejado una profunda herida en la comunidad, con un saldo actualizado que refleja la gravedad del suceso.

Además de los 31 fallecimientos confirmados, los informes oficiales indican que 13 personas continúan hospitalizadas, luchando por su recuperación, mientras que 40 ya han sido dadas de alta. La tragedia ha sido personificada a través de las historias de las víctimas, como la del doctor Óscar Uriel García Rivera, uno de los fallecidos confirmados que era atendido en el Hospital 20 de Noviembre. Otro caso que resalta el heroísmo y la pérdida es el de Alicia Matías, una abuela que falleció días después de la explosión, pero no sin antes salvar a su nieta de dos años, Jazlyn, quien ahora se recupera en Estados Unidos. Estos relatos individuales ponen de manifiesto el alto costo humano del accidente.

Las autoridades capitalinas han asegurado que se mantiene un seguimiento constante a la atención médica de los sobrevivientes y se brinda acompañamiento a las familias de las víctimas, quienes enfrentan un largo proceso de duelo y recuperación. La comunidad sigue atenta a la evolución de los heridos, esperando que la cifra de decesos no continúe en aumento.