Durante el tiroteo, el agente Alexander “N” resultó gravemente herido, al igual que cuatro de los presuntos atacantes. Uno de los agresores murió en el lugar, mientras que los otros tres fueron detenidos y trasladados a un hospital bajo custodia. El policía fue llevado de emergencia a un centro médico, pero no logró sobrevivir a las heridas de bala. Este violento suceso ocurre apenas diez días después de que se registrara un intento de despojo de una camioneta en la que viajaba una nieta del gobernador, incidente en el que los escoltas repelieron la agresión. La muerte del agente pone de relieve la escalada de violencia en la entidad y la vulnerabilidad de los cuerpos de seguridad, incluso aquellos asignados a la protección de figuras de alto nivel.