La noticia del feminicidio desató la furia de los habitantes de Ozumba, quienes culparon a las autoridades locales de actuar con lentitud. Más de 200 personas se manifestaron, vandalizando el Palacio Municipal y la casa del alcalde Ricardo Valencia, a quien exigieron la destitución del director de seguridad. En respuesta a la presión ciudadana, el comisario Heriberto de la Rosa Hernández fue removido de su cargo. Este caso ha puesto de relieve, una vez más, la grave crisis de violencia de género que afecta a la región de los volcanes en el Estado de México y la profunda desconfianza de la ciudadanía hacia las instituciones de seguridad. La reacción violenta de la comunidad, con la quema de mobiliario y destrozos en edificios públicos, refleja un hartazgo social ante la percepción de impunidad y negligencia en la investigación de los feminicidios.