La devastación incluye inundaciones severas, deslaves, miles de damnificados y daños significativos en infraestructura. La catástrofe ha golpeado con especial dureza a Hidalgo, donde se reportaron 16 decesos en Tenango de Doria y Zacualtipán por derrumbes, además de 90 comunidades incomunicadas y mil viviendas afectadas.
En Puebla, el gobernador Alejandro Armenta confirmó una cifra que ascendió a nueve fallecidos y ocho personas desaparecidas, con afectaciones en 38 municipios de las sierras Norte, Nororiental y Negra. Veracruz también sufre una grave crisis, con un saldo de entre tres y siete muertos, incluyendo un policía que murió en labores de rescate en Papantla y una estudiante universitaria en Poza Rica, donde el desbordamiento del río Cazones causó inundaciones de hasta cuatro metros. En Querétaro, se reportó la muerte de un niño de seis años. La presidenta Claudia Sheinbaum encabezó una reunión virtual con los gobernadores de los estados afectados (Veracruz, Puebla, Hidalgo, San Luis Potosí, Querétaro y Guerrero) para coordinar la respuesta. El gobierno federal ha desplegado a las secretarías de Defensa (Plan DN-III-E) y Marina (Plan Marina), junto con la Guardia Nacional y brigadas de Conagua y CFE, para apoyar a la población.
Se reportaron daños en 982 kilómetros de carreteras federales y afectaciones en el suministro eléctrico para más de 320,000 usuarios en seis estados.
La emergencia continúa, ya que se pronostica que las lluvias persistirán durante el fin de semana.













