Su muerte se suma a una alarmante estadística: en los últimos 11 años, al menos 12 religiosos han sido asesinados en Guerrero.

La Fiscalía General del Estado (FGE) detuvo a Miguel "N", quien presuntamente era el chofer del sacerdote, como probable responsable del homicidio.

Tras la detención, el Obispo de la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa, José de Jesús González Hernández, pidió a las autoridades continuar con las investigaciones para esclarecer completamente los hechos. La violencia contra los sacerdotes en Guerrero no parece ser aleatoria; se vincula a la disputa territorial entre grupos como Los Tlacos, Los Ardillos y La Familia Michoacana, que ven a los clérigos como obstáculos. El padre Filiberto Velázquez Florencio ha denunciado la infiltración del crimen organizado en los recursos públicos municipales, convirtiendo a las alcaldías en una fuente de financiamiento para estos grupos, lo que agrava la situación.