La muerte de una joven agente de la Guardia Nacional en Acapulco ha desatado indignación y reclamos de justicia. La versión oficial de un accidente en una práctica de tiro contrasta con las denuncias de la familia, que señalan un feminicidio y un historial de acoso dentro de la corporación. El fallecimiento de Stephany Carmona Rojas, de 19 o 20 años y originaria de Ajalpan, Puebla, ocurrió el 14 de octubre en las instalaciones del 51 Batallón de la Guardia Nacional en Acapulco. La versión oficial indica que murió por disparos durante una práctica de tiro, pero la familia rechaza esta explicación y exige que el caso se investigue como feminicidio. El principal sospechoso es un sargento segundo, identificado como Yair Manuel “N” o Yahir Manuel Ramírez de la Cruz, quien presuntamente era su instructor y se dio a la fuga tras el incidente. Las denuncias de la familia se ven reforzadas por mensajes que la propia Stephany envió a una amiga, en los que confesaba ser víctima de hostigamiento: “Me han humillado, madreado y hasta acosado”.
Según estos testimonios, la joven ya había intentado denunciar el acoso laboral sin recibir protección.
El caso ha generado una fuerte reacción, con el Ayuntamiento de Ajalpan y el gobernador de Puebla, Alejandro Armenta, pidiendo una investigación transparente y justicia. El cuerpo de la joven fue velado en su tierra natal, mientras la búsqueda del sargento prófugo continúa. Este suceso pone de relieve la vulnerabilidad de las mujeres dentro de las instituciones de seguridad y los desafíos para garantizar su protección y el acceso a la justicia.
En resumenLa muerte de la agente Stephany Carmona, oficialmente un accidente pero denunciada como feminicidio por su familia, expone un presunto caso de violencia de género dentro de la Guardia Nacional. Con el principal sospechoso prófugo, la exigencia de una investigación exhaustiva y transparente recae sobre las fiscalías para esclarecer los hechos y castigar a los responsables.