En mensajes filtrados, Stephany expresó su temor a represalias si formalizaba sus quejas, escribiendo a una compañera: “Así son de perros.

Yo hice un parte y ni así”.

La indignación escaló hasta convertirse en una exigencia pública de justicia, con más de 300 personas marchando en Ajalpan para pedir el esclarecimiento del caso. La presión social y las inconsistencias en el reporte inicial llevaron a la detención del sargento segundo Yair Manuel “N”, quien se encontraba prófugo y ahora enfrenta un proceso bajo el fuero militar.

Su madre, María Fernanda Carmona, ha sido una voz central en la denuncia, declarando enfáticamente: “Mi hija no estaba en un entrenamiento, fue asesinada”.

El caso ha puesto de relieve la vulnerabilidad de las mujeres dentro de las corporaciones de seguridad y la desconfianza hacia las investigaciones internas, mientras la comunidad exige que el crimen se investigue con perspectiva de género y sin encubrimientos.