El deceso del purpurado fue anunciado el 26 de octubre, generando una respuesta inmediata de la jerarquía eclesiástica del país. A través de un comunicado, la CEM expresó sus condolencias y reconoció la labor pastoral de Moreno Barrón, quien lideraba la Iglesia Católica en la ciudad fronteriza de Tijuana. Durante su ministerio, sirvió como obispo durante 23 años, un periodo en el que su liderazgo fue clave en una de las diócesis más dinámicas y complejas de México, marcada por los desafíos de la migración y la seguridad. Su papel como guía espiritual en esta región fue fundamental para miles de fieles y para la articulación de la labor social de la Iglesia en la frontera. Los artículos que informan sobre su fallecimiento son breves y no especifican la causa de su muerte ni su edad, indicando que dicha información es “No mencionada”. Sin embargo, el llamado a la oración por parte de la Conferencia del Episcopado Mexicano subraya la importancia de su figura dentro de la estructura eclesiástica nacional y el impacto de su partida para la comunidad que pastoreaba.

Se espera que en los próximos días se ofrezcan más detalles sobre los servicios funerarios y los homenajes en su memoria.