Facundo, de 64 años (otras fuentes indican 74), se encontraba en prisión preventiva en el Cereso Estatal 3 desde julio, vinculado a proceso por el delito de inhumación y exhumación ilícita y respeto a los cadáveres. Era el único trabajador del llamado “crematorio del horror”, donde cientos de cuerpos, en lugar de ser incinerados como habían pagado sus familias, fueron apilados y abandonados durante años. Su deceso ocurrió la noche del 30 de octubre debido a una enfermedad que padecía. Tras su detención, familiares declararon que Facundo era un empleado que solo esperaba su jubilación.

Con su fallecimiento, el proceso judicial se centrará exclusivamente en el propietario del crematorio, José Luis A.C., quien también está vinculado a proceso.

El caso conmocionó a la opinión pública al revelarse que las familias recibían urnas con cenizas falsas mientras los restos de sus seres queridos eran almacenados sin ningún tipo de respeto ni protocolo sanitario, configurando un fraude masivo y un grave delito contra la salud pública y la dignidad humana.