Estas conmemoraciones no solo honran a los fallecidos, sino que también son un reclamo de justicia ante eventos que, en muchos casos, siguen impunes. Uno de los artículos enmarca explícitamente estas pérdidas como “vidas cegadas por la corrupción o una tragedia impune”, convirtiendo el recuerdo en un acto de memoria colectiva y protesta. Se evocan desastres que han marcado la historia reciente de México: la explosión del ducto en Tlahuelilpan, Hidalgo, en 2019, que costó la vida a 137 personas; la explosión en el Hospital Materno Infantil de Cuajimalpa en 2015, con un saldo de siete muertos; y el colapso de un tramo elevado de la Línea 12 del Metro en 2021, donde fallecieron 27 pasajeros. A esta lista se suma la reciente explosión de una pipa de gas en el Puente de la Concordia, en Iztapalapa, el 10 de septiembre de 2025. Sobre este último suceso, otros artículos informan que, si bien tres heridos ya fueron dados de alta, dos personas permanecen hospitalizadas en estado grave.

Entre ellos se encuentra Isaí Santiago, nieto de Misael Cano e hijo de Tiffany Cano, quienes perdieron la vida en el siniestro.

Además, la menor Jazlyn Azuleth fue trasladada a Galveston, Estados Unidos, para recibir atención especializada.

La conmemoración de estas muertes durante el Día de Muertos trasciende el duelo personal y se convierte en un potente recordatorio de las fallas sistémicas, la negligencia y la corrupción que a menudo subyacen a estas tragedias, dejando una persistente demanda social de rendición de cuentas y justicia que aún no ha sido satisfecha.