Los ataques contra alcaldes se han registrado principalmente en Michoacán, Oaxaca, Guerrero e Hidalgo. La lista de víctimas en 2025 incluye a Miguel Bahena Solórzano (Pisaflores, Hidalgo), Lilia Gema García Soto (San Mateo Piñas, Oaxaca), Salvador Bastida García (Tacámbaro, Michoacán), Yolanda Sánchez Figueroa (Cotija, Michoacán), Isaías Rojas Ramírez (Metlatónoc, Guerrero) y Mario Hernández García (Santiago Amoltepec, Oaxaca), entre otros.

Los homicidios se han perpetrado mediante emboscadas en carreteras, ataques directos en la vía pública e incluso irrupciones en palacios municipales.

La mayoría de estos crímenes están vinculados a la negativa de los ediles a colaborar con cárteles del narcotráfico, disputas por el control territorial o por sus acciones de gobierno en contra de intereses criminales. Esta violencia sistemática no solo afecta la gobernabilidad local, sino que también intimida a la clase política y socava la confianza ciudadana en las instituciones, dejando a comunidades enteras en un estado de indefensión.