Magdalena, de 31 años, desapareció el 28 de septiembre de 2014 en Zapopan. Su cuerpo fue localizado apenas tres meses después en una fosa clandestina en la colonia Lomas del Mirador, en Tlajomulco de Zúñiga, pero nunca fue identificado por las autoridades. Durante 11 años, su madre, María de la Luz López, acudió sistemáticamente al SEMEFO cada quince días con la esperanza de encontrarla, entregando muestras de ADN desde el inicio de la búsqueda, pero siempre recibía una respuesta negativa. La hermana de Magdalena, Belén, expresó su frustración y coraje ante la negligencia institucional: “Vuelves a vivir todo, ya sabíamos que quizá la íbamos a encontrar así, pero pues si ya la habían encontrado desde hace tiempo, por qué no nos dieron razón”. La identificación finalmente se logró en octubre de 2025, meses después de que el hijo de Magdalena, ahora de 17 años, proporcionara una nueva muestra de ADN. El caso de Magdalena no es aislado y refleja la crisis forense que enfrenta Jalisco y el país, donde miles de cuerpos permanecen sin identificar en morgues saturadas mientras sus familias continúan buscándolos.
La víctima, quien fue asesinada con un golpe en la cabeza y cuyo cuerpo fue calcinado, dejó a tres hijos en la orfandad.










