Marco Segundo Reyes, quien se desempeñaba como “cerillito” o paquetero, sufrió quemaduras en el 90 por ciento de su cuerpo durante la explosión e incendio ocurridos el pasado 1 de noviembre. A pesar de ser rescatado de entre las llamas por una ciudadana y trasladado a la Clínica del Noroeste, falleció cinco días después debido a la gravedad de sus lesiones. El gobernador de Sonora, Alfonso Durazo, confirmó la noticia a través de sus redes sociales, expresando su pésame y reiterando su “compromiso de llegar al fondo de esta tragedia”. La muerte del señor Marco, la víctima más reciente, ha intensificado el dolor de la comunidad, que ya lamentaba la pérdida de 23 personas, entre ellas menores de edad y mujeres embarazadas.

En respuesta, estudiantes y ciudadanos organizaron una marcha en Hermosillo, recorriendo las calles con fotografías de los fallecidos y colocando una ofrenda en el lugar del siniestro.

Los manifestantes corearon la consigna “No fue un accidente, fue negligente”, reflejando la percepción generalizada de que el incidente pudo haberse evitado y exigiendo que se definan responsabilidades.

La tragedia ha enlutado a 14 familias y ha dejado a otras personas con secuelas físicas y emocionales graves.