Las víctimas vestían ropa táctica, como pantalones oscuros y cinturones para equipo militar.

De manera extraoficial, se informó que uno de los fallecidos era un presunto jefe de plaza y generador de violencia en la región, identificado como el comandante “Colitas”, quien lideraba una célula de la organización criminal “Los Ardillos”. Esta masacre se enmarca en un recrudecimiento de la violencia en la Costa Chica, atribuida a la pugna entre “Los Ardillos” y la Policía Comunitaria de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG). Personal de la Fiscalía General del Estado acudió al lugar para realizar las diligencias correspondientes y trasladar los cuerpos al Servicio Médico Forense en calidad de desconocidos.