Manzo era conocido por su combate frontal a la delincuencia organizada y, según se informa, había solicitado protección federal en varias ocasiones, llegando a expresar: “No quiero ser de los ejecutados”.
El crimen, según las autoridades, se derivaría de una disputa entre el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y Los Caballeros Templarios.
Su viuda y ahora sucesora en la alcaldía, Grecia Quiroz, se ha convertido en una figura central de la crisis. Tras reunirse con el secretario de Seguridad federal, Omar García Harfuch, Quiroz expresó el “hartazgo” y la “desconfianza” de la ciudadanía hacia las estrategias gubernamentales y dio un ultimátum de dos meses al “Plan Michoacán” para mostrar resultados.
Además, señaló públicamente a adversarios políticos que su esposo había mencionado, como Leonel Godoy, Raúl Morón e Ignacio Campos.
La respuesta del gobierno federal, denominada “Plan Michoacán” u “Operación Paricutín”, ha implicado el despliegue de miles de elementos del Ejército y la Guardia Nacional, incluyendo Fuerzas Especiales, bajo la supervisión directa de García Harfuch y el secretario de la Defensa, Ricardo Trevilla. El caso ha trascendido fronteras, con el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, comentando sobre el poder de los cárteles en México.













