Respecto al programa de educación sexual, la presidenta recalcó su importancia como un tema de salud pública y derecho a la información, fundamental para prevenir embarazos adolescentes. Subrayó que la educación sexual tiene más de 40 años en el país y que la injerencia religiosa no puede participar en los programas educativos. “Es muy importante el respeto a la laicidad así como el respeto a quien tiene una religión y la profesa”, concluyó.

Con estas declaraciones, Sheinbaum reafirma la autoridad del gobierno federal para delinear la política nacional en temas de derechos y libertades, incluso cuando esto implica confrontar a poderes locales y grupos de influencia social.