Su diagnóstico es severo: Morena no solo controla el Ejecutivo y el Legislativo a nivel federal y en la mayoría de los estados, sino que ha desmantelado sistemáticamente los contrapesos institucionales. Específicamente, señaló la “destrucción” de organismos autónomos como el INAI (transparencia), la Cofece (competencia) y el IFT (telecomunicaciones), además de la captura de las autoridades electorales. “De hecho han estado cocinando, preparando, una reforma para constitucionalmente eliminar la autonomía tanto del Tribunal como del Instituto Nacional Electoral”, advirtió.

El punto más crítico de su denuncia se centró en el Poder Judicial, el cual, según Zedillo, está “prácticamente cesado” mediante una “farsa de elecciones” para nombrar jueces y ministros leales al régimen.

Esta situación lo llevó a una conclusión tajante y pesimista: “Con mucha tristeza, declaro difunta la democracia mexicana”.

La declaración de un expresidente que encabezó la transición a un sistema multipartidista tiene un peso simbólico inmenso y busca influir en el debate público nacional e internacional sobre la salud democrática del país, presentando al actual gobierno como un proyecto autoritario que ha consolidado su poder eliminando cualquier forma de rendición de cuentas.