La relación entre ambos se remonta a los años noventa y se consolidó a través de negocios y cargos públicos.

Investigaciones periodísticas señalan que la notaría de Adán Augusto López constituyó empresas para la familia Bermúdez. Tras la detención, el senador ha intentado distanciarse, afirmando que él mismo solicitó que se investigara el caso y que está dispuesto a comparecer. Sin embargo, la oposición, liderada por el PAN, ha exigido que pida licencia para ser investigado sin fuero, comparando el caso con el de Genaro García Luna y Felipe Calderón. La presidenta nacional de Morena, Luisa María Alcalde, defendió que la captura fue un logro de un gobierno morenista y calificó a Ricardo Anaya, crítico de López Hernández, como “un prófugo de la justicia con fuero”. Este escándalo pone a prueba la narrativa anticorrupción del partido gobernante y la lealtad dentro de sus filas, mientras la presidenta Sheinbaum enfrenta la disyuntiva de proteger a un aliado clave o permitir que la justicia avance, en un caso que amenaza con exponer la infiltración del crimen organizado en las altas esferas del poder político en Tabasco.