Un masivo esquema de defraudación conocido como “huachicol fiscal”, que involucra a altos mandos de la Secretaría de Marina, ha puesto en jaque la reputación de las Fuerzas Armadas y representa uno de los mayores escándalos de corrupción para el gobierno de la 4T. Este fraude, que según estimaciones ha costado al erario más de 500 mil millones de pesos, consistía en importar combustibles como gasolina y diésel disfrazados de otros productos, como aceites lubricantes, para evadir el pago de impuestos clave como el IEPS y el IVA. En el centro de la trama se encuentran los sobrinos del exsecretario de Marina del sexenio pasado, Rafael Ojeda Durán: el vicealmirante Manuel Roberto Farías Laguna, ya detenido, y el contraalmirante Fernando Farías Laguna, actualmente prófugo.
La revelación ha forzado una respuesta institucional sin precedentes.
El actual secretario de Marina, Raymundo Pedro Morales Ángeles, reconoció públicamente la corrupción durante el desfile del 16 de septiembre, afirmando que fue “muy duro aceptarlo, pero hubiera sido imperdonable callarlo” y que la propia institución dio el “golpe de timón”. A pesar de la gravedad del caso, la presidenta Claudia Sheinbaum ha defendido la permanencia de las Fuerzas Armadas en el control de puertos y aduanas, argumentando que su presencia ha incrementado la recaudación fiscal en cientos de miles de millones de pesos. Sheinbaum sostiene que “no se puede juzgar a una institución por el caso de elementos que cayeron en corrupción”, y que fue la misma Marina la que presentó la denuncia. El escándalo no solo cuestiona la integridad de una de las instituciones más respetadas del país, sino que también alimenta el debate sobre los riesgos de la creciente militarización de funciones civiles, una política insignia de la 4T.
En resumenEl escándalo del “huachicol fiscal” revela una red de corrupción de alto nivel dentro de la Marina, desafiando la narrativa de incorruptibilidad de las Fuerzas Armadas. Esto obliga al gobierno a confrontar la criminalidad en sus propias filas mientras defiende la militarización de funciones civiles clave.