En un reacomodo de fuerzas dentro del Senado, Morena y sus aliados acordaron quitarle al PRI la presidencia de la Comisión de Marina, destituyendo al dirigente nacional del tricolor, Alejandro “Alito” Moreno Cárdenas, y nombrando en su lugar al morenista Carlos Lomelí. La decisión fue justificada por el cambio en la proporcionalidad de las bancadas, tras la renuncia del senador Néstor Camarillo al PRI para unirse a Movimiento Ciudadano. Adán Augusto López, presidente de la Junta de Coordinación Política, negó que se tratara de una “revancha” contra Moreno, argumentando que es el mismo principio por el cual el PRI ya había perdido una vicepresidencia en la Mesa Directiva. “Se va reduciendo en términos de proporcionalidad los espacios que le correspondían”, afirmó.
Sin embargo, la bancada priista, a través de los senadores Manuel Añorve y Rolando Zapata, expresó su inconformidad, calificando la medida como una venganza política.
Alejandro Moreno fue más directo y acusó al oficialismo de autoritarismo.
“Esta es la reacción que hace el oficialismo. No sólo es una revancha política, es mostrar la cara del autoritarismo”, declaró.
Además, lanzó un duro ataque contra Adán Augusto López, a quien llamó “narcosenador” por sus presuntos vínculos con el caso de “La Barredora”. Este movimiento en el Senado evidencia la creciente tensión entre Morena y la oposición, y cómo los cambios en la composición de las bancadas son utilizados para redefinir el control de las comisiones legislativas clave.
En resumenLa remoción de Alejandro Moreno de la presidencia de la Comisión de Marina es un claro ejemplo de cómo los reacomodos partidistas se traducen en cambios de poder en el Senado. Mientras Morena lo justifica como un ajuste a la proporcionalidad, el PRI lo denuncia como una represalia política, intensificando la confrontación entre ambas fuerzas.