Su última gestión quedó inconclusa, dejando a Mauricio Farah, secretario del Ayuntamiento, como encargado del despacho, una transición que el propio Fernández había gestionado para evitar elecciones extraordinarias.

Su influencia se extendía más allá de la alcaldía; también era un destacado promotor cultural y coleccionista de arte, impulsando proyectos como el museo La Milarca. Con su partida, el PAN de Nuevo León pierde a uno de sus liderazgos más visibles y se abre un periodo de incertidumbre sobre el futuro electoral del partido en un municipio clave, un misterio que, según los analistas, se resolverá el próximo año.