Su principal demanda sigue siendo que las fuerzas armadas transparenten su actuación. “No quitaremos el dedo del renglón hasta que el Ejército entregue los documentos que obran en sus archivos y rindan cuentas”, leyeron en su pronunciamiento.

La jornada de protestas incluyó un incidente violento en el Campo Militar 1-A, donde un grupo de encapuchados impactó e incendió un camión contra una de las puertas. La presidenta Sheinbaum calificó el acto como una “provocación” y, aunque aseguró que “no va a haber represión”, su gobierno no está de acuerdo “con acciones violentas”. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) urgió al Estado mexicano a redoblar esfuerzos, mientras que informes del Archivo de Seguridad Nacional en Washington revelaron que la DEA interceptó mensajes clave entre traficantes y autoridades de Iguala durante la noche de la desaparición, información que no fue compartida hasta años después. Las familias mantienen la esperanza de encontrar a los jóvenes y exigen la extradición de funcionarios implicados, como Tomás Zerón.