Una extensa red de corrupción dedicada al contrabando de combustible, conocida como “huachicol fiscal”, ha sido desmantelada, implicando a altos mandos de la Secretaría de Marina (Semar) y funcionarios de aduanas. Este caso de macrocriminalidad, que representa un fraude millonario al fisco al evadir el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), ha escalado a nivel internacional, motivando la creación de un grupo de trabajo binacional entre México y Estados Unidos. La investigación de la Fiscalía General de la República (FGR) se centra en empresas como Grupo Potesta, la cual presuntamente declaró ingresos menores a los reales y está vinculada a proveedores investigados por contrabando. La FGR señala que “existe la sospecha razonable de la probable comisión de conductas encaminadas a la defraudación fiscal, operaciones simuladas y operaciones con recursos de procedencia ilícita”.
Entre los implicados se encuentran el Vicealmirante Manuel Roberto Farías Laguna y su hermano, el Contralmirante Fernando Farías Laguna.
El modus operandi consistía en introducir millones de litros de combustible al país declarándolo como otros productos, como aceites o aditivos, para evitar el pago de impuestos. Como respuesta a este y otros delitos transfronterizos, los gabinetes de seguridad de México y EE. UU. anunciaron la creación de un grupo de trabajo bilateral para combatir el robo de combustible y las finanzas ilícitas, así como para mejorar el intercambio de información aduanera.
En resumenEl escándalo del 'huachicol fiscal' ha expuesto una profunda red de corrupción en instituciones clave para la seguridad y recaudación del país, como la Marina y las aduanas. La magnitud del fraude ha obligado a una respuesta coordinada con Estados Unidos, evidenciando la necesidad de reforzar los controles para evitar la evasión fiscal y el financiamiento de organizaciones criminales.