Durante el debate, legisladores de diversas bancadas expresaron su preocupación por el creciente consumo de estos productos entre adolescentes.

Se destacaron los riesgos para la salud, como trastornos cardiovasculares, neurológicos y metabólicos, incluyendo ansiedad, insomnio y un mayor riesgo de obesidad y diabetes tipo 2.

Además, se alertó sobre el peligro de combinar estas bebidas con alcohol, una práctica común que puede agravar los efectos adversos. Una reserva aprobada de último momento faculta a la Secretaría de Salud para establecer, mediante una Norma Oficial Mexicana (NOM), las diferentes categorías de bebidas energizantes y determinar cuáles serán consideradas de alto riesgo para menores, lo que permitirá regular su publicidad y comercialización. Monreal reconoció que hubo "cabildeos previos e intentos de que esta norma no procediera", pero celebró que se priorizara la salud de la juventud.